Por un puñado de dólares II

Por un puñado de dólares no pudimos estar ahí. Hubiésemos querido ir hasta Tres cruces, arrancar en bondi para Carmelo, subirnos a la Cacciola, bajarnos en Tigre, cazar el tren que va a Retiro y finalmente algún colectivo para terminar en el gigante de Nuñez alucinando con un riff del viejo Angus. Hubiésemos querido ser parte de la ceremonia pero no pudimos estar ahí. Nosotros que en los 80 nos pusimos las muñequeras con tachas, nos pintamos un parche gigante de AC/DC en la espalda de nuestro chaleco de jean Lee Riders y escribimos en el muro de la cuadra “El Apocalipsis Heavy llegará”. Nosotros que en los 90 imitamos en algún boliche el famoso pasito Angus Young mientras bailábamos al mejor estilo Capusotto (entiéndase como unos pelotudos) el tema Thunderstruck con nuestras botitas Reebok negras. Nosotros que en esta década vimos caer en directo las Torres Gemelas escuchando gritar a Brian Johnson: I feel safe in New York City. Nosotros faltamos a la cita. Y todo por un maldito puñado de dólares.